25 mar 2011

EL CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO DEL SIGLO XIX



Evolución de la mortalidad

Hay que diferenciar entre una mortandad catastrófica debida a guerras, epidemias y malas cosechas de otra de mortandad habitual debida a las condiciones de vida.
Otro factor de mortandad catastrófica fueron las hambres y las crisis de subsistencias. En la superación de dicha crisis jugó un papel importante la construcción del ferrocarril, que facilitó la comercialización de los cereales.
Por último, aparecieron las grandes epidemias que se extendieron por muchos pueblos causando millones de víctimas y afectados.

Distribución de la población

A lo largo del siglo XIX, las sociedades europeas experimentaron profundas transformaciones demográficas y sociales: la revolución agrícola e industrial hicieron que muchas mujeres y hombres abandonasen las zonas rurales, donde vivía la mayoría de la población, y se concentrasen en las ciudades a medida que se industrializaron.
Además,una numerosa población europea emigró a otros continentes en busca de mejorar sus condiciones de vida: en la primera mitad del siglo XIX, la mayor parte de estos emigrantes europeos provenían del Reino Unido y Alemania , mientras que en la segunda mitad a los emigrantes procedentes del Reino Unido y Alemania se unieron los italianos ,los escandinavos , belgas, españoles y balcánicos. Los británicos se establecieron en Estados Unidos y las colonias británicas, mientras que los alemanes fueron a Estados Unidos y los nuevos estados de Latinoamérica, los franceses se asentaron en Argelia, los italianos en Túnez y Argentina y los rusos en Siberia.
También se produjeron migraciones en Asia, a través del Océano Índico y el Pacífico. De China a Siam, Java, la península de Malasia y Estados Unidos. Y de India a Africa.
El primer país en el que se produjo el incremento de la población urbana fue Gran Bretaña, donde también se inició el desarrollo de la revolución industrial: el numero de centros urbanos con más de 5.000 habitantes.La capital, Londres, pasó de tener poco más de 200.000 habitantes en el siglo XVIII, a ser una de las ciudades más grandes del mundo, don cerca de 1.000.000 de habitantes en 1801, más de 2.500.000 en 1851, y 4.500.000 a finales del XIX.
Ante este crecimiento, las ciudades tuvieron que derrumbar las murallas y planificar el proceso de construcción de ensanches urbanos, como sucedió en París donde se construyeron los grandes bulevares, y en otras ciudades europeas.

Estas transformaciones sociales internas impulsaron una ampliación muy notable de las redes de comunicación, que traspasaron continentes y océanos. Nuevas fuentes de energía, como el vapor y la electricidad, facilitaron que cada vez más gente y una mayor cantidad de mercancías y de informaciones, pudieran recorrer territorios y mares más lejanos en tiempos más y más breves. En apenas cien años, Europa pasó de controlar el 35% de la superficie de la Tierra, a extender su influencia a más del 80%.

Esta expansión no fue impulsada ni afectó de la misma manera a las diferentes sociedades europeas. Así, mientras el Imperio Español se desmembró en las primeras décadas del siglo XIX, y al acabar la centuria quedó reducido hasta casi su completa liquidación, el Imperio Británico creció, en la primera mitad del siglo XIX, un promedio de más de 150.000 kilómetros cuadrados anuales. Y su capital, Londres, desplazó a Paris en el papel de nudo central de la red europea, que había tenido hasta entonces.

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